Posteado por: nelsonlombana | junio 26, 2012

Tareas del congreso de los Comunistas Colombianos

Por Nelson Lombana Silva .-PaCoCol

(Ibagué, junio 25 de 2012) Los Comunistas Colombianos preparamos con entusiasmo el XXI congreso, el cual se desarrollará del 18 al 22 de Julio en la capital de la república, Bogotá. Reagrupación de células en carrera, talleres, conferencias y diálogos prolongados, hacen parte activa de su preparación. El magno evento de los Comunistas, acosado por la represión militar – paramilitar y la intolerancia de un gobierno que no admite la crítica, mucho menos la oposición, camina y bien, por cuanto tiene claro que la unidad de las masas es la base fundamental para avanzar en la construcción de una sociedad democrática, libre y autónoma.  

Las tesis de discusión se han convertido en documentos de singular valor que guían el debate. A eso hay que sumar los aportes que vienen saliendo en los diversos regionales con un valor incalculable y que hacen presagiar que éste congreso será ubérrimo en propuestas,  discusión ideológica y política, apuntando a unas conclusiones claras que interpreten correctamente el momento histórico que vive la humanidad y los colombianos y colombianas. Además, apunten a crear propuestas para transformar esta oscura realidad y colocar el país en la ruta diáfana hacia el Socialismo.

Podría decirse, a manera de propuesta, que este congreso debería estar cruzado por tres hechos o fenómenos concretos: La paz con justicia social, el medio ambiente y la comunicación. Ninguno de ellos, se puede mirar como relleno o accesorio que con un simple enunciado se puede llenar y superar o hacer realidad.

La paz con justicia social

Todo mundo habla de paz. El gobierno, las fuerzas militares, la burguesía, las transnacionales, el pueblo, la guerrilla, el intelectual, la mujer, los niños, los Comunistas, los Liberales, los Conservadores… en esas condiciones, surge una reflexión obvia: Si todo el mundo habla y dice que quiere la paz, ¿Por qué continúa la guerra, la violencia, con tanto furor en barrios y veredas de Colombia? ¿Será que la guerra es un certamen controlado por manos invisibles, seres demoniacos?

La reflexión marxista – leninista lleva a la conclusión que la paz depende de factores concretos de carácter social, político, económico y cultural. Es decir, la paz es posible mediante transformaciones estructurales. La guerra en consecuencia, es producto de la concentración en pocas manos del poder económico, social, político, ideológico y cultural.

Así las cosas, la paz no se consigue con “poemitas”, orando o renunciando a los derechos del pueblo bajo el trágico signo de la sumisión. Frasecitas como “Dios proveerá”, “Es mejor soportar”, “Esperemos la justicia divina”, etc, no nos llevará a la paz, por el contrario, nos llevará al aumento cada día más de la inhumana violencia.

La paz no es el simple silenciamiento de los fusiles como persiguen el gobierno, las transnacionales, la burguesía y el generalato. La paz es con reformas estructurales y de fondo. He ahí por qué los Comunistas y demócratas en este país, proponemos una solución política a este larvado conflicto social y armado que padece Colombia.

¿Podrá haber paz en los niños que se alimentan de las sobras que dejan los opulentos? ¿Podrá haber paz en los padres que no pueden alimentar dignamente a sus hijos, ofrecerles estudio y posibilidades de trabajo? ¿Podrá haber paz en las mujeres que se ven precisadas a vender su cuerpo para sobrevivir? ¿Podrá haber paz en los ancianos abandonados a su suerte en calles y caminos de Colombia? ¿Podrá haber paz en esas regiones distantes de los grandes centros urbanos cuando solo el gobierno hace presencia militarmente, con bombardeos y políticas de tierra arrasada? Es por eso que los Comunistas decimos sin ambages que la paz que proponemos es la paz con justicia social, es la que más se aproxima a la realidad del pueblo y a la concepción misma de ésta.

Medio ambiente

El calentamiento global, resultado de la deforestación, la contaminación y la depredación de los recursos naturales por el capitalismo, el planeta tierra tiende a convertirse rápidamente en un gigantesco desierto. Las montañas son cada vez menos, lo mismo el recurso hídrico. Las grandes chimeneas, especialmente en los países industrializados, cada vez contaminan el oxígeno y destruyen la capa de ozono. Por eso, el sol quema y resulta picante.

El capitalismo, en su fase neoliberal, rompe las fronteras de los países tercermundistas con sus transnacionales en busca de cazar los recursos naturales para sobreaguar su crisis estructural, sabiendo que con esta política extractiva se están autodestruyendo, pero la ambición de clase es mucho más fuerte. Son las leyes infernales del capitalismo que el marxismo – leninismo puso al descubierto en sus grandes y sesudos  estudios.

El comandante Fidel Castro Ruz señala en sus recientes escritos que la humanidad peligra y que es de vida o muerte hablar del medio ambiente. La desertificación es una realidad concreta.

El presidente Santos que sigue textualmente las ordenes del tío sam, desarrolla la política de la locomotora minero – energético, la cual consiste fundamentalmente en abrirle las puertas a estas transnacionales para que hundan sus tentáculos en nuestras hermosas montañas de cordillera, saquen los metales preciosos, se hagan más poderosas económicamente y dejen las elevaciones naturales convertidas en desierto. Las aguas desaparecerán de la faz de la tierra y la poca que quede, quedará contaminada con cianuro y otros químicos. Para entonces, será demasiado tarde, porque estas monstruosas transnacionales como Anglo Gold Ashanti, estarán en otras partes del mundo haciendo lo mismo. No se hallarán siquiera para decirles: ¡Hijas de mala madre!

Las cifras son absurdas y desconcertantes: Para hacer un anillo de oro se extraen 20 toneladas de roca. La mina la Colosa en Cajamarca – por ejemplo – la zona a explotar contiene 38 por ciento de sub – áreas de páramo y 68.1 por ciento de áreas de conservación. Es más, se extraerán más de 50 mil toneladas diarias de roca.

Y todavía dicen algunos cooptados por la mina, entre ellos, funcionarios, periodistas, empresarios, campesinos, etc, que allí no pasará nada. Más del 70 por ciento del territorio tolimense se encuentra concesionado por las multinacionales y transnacionales mediante los títulos mineros, unos ya concedidos y otros solicitados.

La comunicación

Cuando se habla de la Comunicación, automáticamente la gente piensa que nos estamos refiriendo simple y exclusivamente a los periódicos, la televisión, la radio o internet. Con ese criterio reducido la propuesta única es fortalecer VOZ y la revista taller y ya. Es a nuestro modo de pensar, una visión simplista y exageradamente limitada, que en modo alguno responde a los desafíos del siglo XXI.

Ya parece cursi y repetitivo decir, por ejemplo, que los medios masivos han hecho del planeta una aldea, según Mc Luhan. Han transformado al ser humano. Han incomunicado a la humanidad, si se concibe la tesis de Eduardo Galeano con la imagen única, el discurso único y el mensaje único. Pareciera que no se entendiera que el pensamiento único, propio del neoliberalismo, no fuera realidad y estuviera haciendo estragos en la sociedad actual, especialmente en la juventud.

Muchos rieron cuando dijimos que hasta para hacer el amor ya estaba a la orden del día la internet. La proliferación de páginas porno en la red no es un accidente fortuito es una realidad debidamente calculada.  Qué difícil es hoy la comunicación dialógica, cuando no es el celular con todos sus accesorios, son las computadoras.

Esta realidad, coloca en evidencia fenómenos tales como: Globalización y Localización; transnacionalización y desnacionalización. Sin embargo, insistimos en darle al fenómeno de la comunicación un trato de segunda o tercera categoría. Recuerdo de alguien que me dijo con ironía, en el XX Congreso del Partido: “Aaahhh, como no iba a salir miembro del comité central si tú jodes todos los días escribiendo”.  Se le resta importancia a la comunicación. No importa los mártires, ni los compañeros amenazados, ni los que se encuentran huyendo en otros países para sobrevivir. Tampoco el papel revolucionario que ejerce la comunicación. Eso nos debe llevar a la reflexión crítica y autocrítica.

No podemos contentarnos con lo que tenemos, estamos comprometidos a ser más propositivos, lanzados en el terreno de la comunicación. Estamos en la era de la imagen, gústenos o no nos guste pero es la realidad. ¿Cómo colocar esa realidad de comunicación al servicio de la revolución colombiana? ¿Vamos a continuar enclaustrados en lo poco, (Que es muy importante, por supuesto)? o ¿Vamos a proponer en este XXI congreso cosas más audaces y profundas?

Decía el camarada Carlos A. Lozano Guillén, en la reciente conferencia regional Tolima del Partido Comunista: “Hoy la lucha ideológica es más importante, para demostrar el fracaso histórico del capitalismo y del imperialismo”. ¿Con los medios y la Comunicación que tenemos hoy es suficiente dar esa batalla?

Una conferencia nacional que reúna a la izquierda Colombiana para debatir el tema sería importante. Una propuesta unitaria no sería una utopía. Para ello, debería escucharse a los “expertos” en la materia, pero también a los políticos y dirigentes populares regionales y nacionales de base. Seguramente entre todos podríamos encontrar la importancia de la Comunicación y de los medios de comunicación. No es fortuito que los grandes consorcios se hayan tomado los grandes medios. Por algo será…


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