Ahora que el partido comunista colombiano ha programado el encuentro popular unitario: “Aportes de la izquierda colombiana a la democracia, los cambios avanzados y a la unidad del pueblo”, para los días 13, 14 y 15 de agosto en Bogotá, con el fin de abrir un escenario de debate sobre la necesidad de avanzar en la construcción y fortalecimiento de procesos unitarios que sean capaces de enfrentar los retos del momento desde la perspectiva histórica del movimiento popular, se hace indispensable participar y exponer públicamente los logros y dificultades con el fin de afinar y robustecer la resistencia contra ese monstruo de mil cabezas que encarna la derecha colombiana ampliamente globalizada.
La lucha ideológica y política entre la derecha y la izquierda no es una entelequia, es una realidad concreta, objetiva. Sus propósitos, intereses, dinámica y modos vivendi son opuestos, no son meramente mecánicos, como alguien supuso que decir que era apenas obvio que si existía arriba tenía que existir abajo, que si existía agua tenía que existía fuego. Es más, que por necesidad tenía que existir eternamente esa contradicción. “Pelee lo que pelee, joda lo que joda pero lo humanidad y el mundo es así y qué le vamos a hacer”.
Durante largos y oscuros siglos e incluso, milenios se manejó esta tesis y con argumentos superfluos se convenció a la humanidad de que la sociedad había sido creada de esa manera: unos para mandar y otros para ser mandados. Todavía se maneja la cursi tesis en las alturas del poder e infortunadamente, mucho pueblo cree y lo expresa en la quietud, resignación e indiferencia. Sin embargo, esa concepción del pueblo no es propia y original, es fruto del analfabetismo político, el terrorismo de Estado y alienación que ejercen los medios de comunicación, las religiones y el mismo pensum académico, que desarrolla constantemente la derecha.
En esa dirección resulta válida la audacia del partido comunista colombiano al convocar el encuentro dentro de un ambiente de fraternidad y respeto por la diversidad y pluralidad que encarna la izquierda colombina. Se podría decir que resulta oportuna y urgente cuando diversos movimientos brillan en el panorama nacional con fundamento bien definido. El Polo Democrático Alternativo, por ejemplo, la Gran Coalición Democrática, El Cabildo Nacional Permanente, La Minga Indígena, el Congreso de los Pueblos, el movimiento cultural, artístico y popular, etc.
En todos esos procesos, qué hay en común, cómo se podrían articular; pero, también, qué nos diferencia, qué no es común; es más, qué mecanismos se podrían implementar conjuntamente para superar esas dificultades, naturalmente, si hay vocación política para ello, conciencia social y de clase. Creo que el evento no es para fantochear sobre quien ha aportado más a la democracia, los cambios avanzados y la unidad del pueblo colombiano. Al contrario, cómo aportar al desarrollo del proceso revolucionario que encarna la izquierda desde su rica diversidad.
El fundamento central de la izquierda es la ciencia. Es el arma invencible. Y, ¿Qué nos dice la ciencia? Que nada está dado de una vez y para siempre; que todo está en movimiento, constantemente cambiando; que toda teoría es cierta cuando es demostrada a través de la práctica; la ciencia descarta de plano el dogma, la verdad revelada y la última palabra. La ciencia es dialéctica por antonomasia.
El marxismo – leninismo es ciencia. Es método. Es conocimiento científico. Hay que acudir a las más diversas disciplinas científicas para su comprensión y desarrollo en la praxis cotidiana del pueblo. Filosofía, Economía, Historia, Ética, Psicología, Política, etc.
La izquierda se nutre de todas esas disciplinas científicas para desarrollar su proyecto político, social, económico, ideológico y cultural; para confrontar la derecha plagada de miseria, explotación, violencia y muerte. La batalla de las ideas de que habla el comandante Fidel Castro, están insertas en este ámbito concreto. La izquierda es lo novedoso, la izquierda es la vida, la izquierda es la esperanza, la izquierda es el cambio de fondo a favor del pueblo.
He ahí, por qué la importancia de este encuentro nacional que propone el partido comunista colombiano en el marco de sus 80 años y el bicentenario.
Ibagué, agosto 4 de 2010
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